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viernes, 7 de agosto de 2015

La Bestia II de II

II. La bestia sabe poner ojos tristes a su entorno y aproximarse a ellos como arrepentido cordero. Sus manos, en cambio, no engañan, tienen los dedos rudos y áspera la palma. La bestia sabe acariciar doliendo el simple roce, sabe decir te amo vacíos de contenido y pasar el brazo sobre los hombros de la mujer que le ama.

La bestia sabe engañar mejor a quien le ama.

Sus manos convierten en una fracción de segundo sonrisas en llanto, piel erizada en morados cardenales, una feliz mirada en la mas hundida oscuridad.

La vida en un infierno.

Y la bestia sonríe siempre, con esa torcida sonrisa que delata al animal.
Tiene de nuevo entre sus manos lacerada piel de la mujer que aún lloraba su muerta hija cuando se juntaron con amargas lágrimas de sus golpes.

La bestia quiere sacar el alma de aquel desamparado cuerpo acurrucado por cada esquina, blanquecino, apagándosele la vida en cada desgarrador suspiro.
La ruda mano acalla la respiración de aquel torso que un día acariciaba, besaba.

La bestia nunca supo amar, nunca quiso amar.

La bestia sólo sabe poseer, sólo quiere poseer.

2 comentarios:

  1. Lamentablemente, el mundo está poblado de estas malditas bestias.
    ¡Un beso! ^^

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  2. Me pareció excelente tu recorrido por la mente de una "bestia". Creo que todos llevamos una por dentro potencialmente, pero no siempre la liberamos.
    Saludos Cristian!.

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